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¡Hola... Soy yo!

Soy quien está a tu lado, soy aquél que siempre te acompaña, aún en tus sueños.
 
Soy quien, a veces, altera tu itinerario y atrasa tus horarios para evitar que tengas algún accidente o encuentro desagradable.

Soy quien susurra en tu oído aquellas "inspiraciones" que tú crees que fueron una gran idea tuya.

Soy quien hace que te arrepientas cuando te aproximas a lugares o situaciones que te van a colocar en peligro.

Soy quien llora por ti cuando tú con tu terquedad insistes en hacer todo al revés sólo para desafiar al mundo.

Soy quien pasa noches y noches en la cabecera de tu cama velando por tu salud, cuidando tu descanso y renovando tus energías.

¿Cuántas veces no te permití que tomaras aquel tren, taxi, o avión para guardar tu vida? ¿Por cuántas calles oscuras te guié con seguridad? La verdad es que ya perdí la cuenta y además, eso no importa.

Lo que realmente importa, y lo que me da tristeza, es cuando tú asumes la postura de víctima, y no crees en tu propia capacidad para resolver los problemas de tu vida. Cuando tú aceptas las situaciones como imposibles y dejas de luchar conformándote simplemente con reclamar de todo y lo de todos. Cuando tú desistes de ser feliz y culpas a otras personas que no tienen nada que ver. Cuando tú dejas de sonreír y dices total para qué, no vale la pena y, lo peor, cuando en tu orgullo, hasta te olvidas de mí.

Yo soy Jesús, aquél que tomó tu lugar en la Cruz del Calvario. En muchas ocasiones podrás sentirte solo, abandonado, despreciado, desanimado, sin fe, sin ganas de seguir adelante… Guarda en tu corazón, mis palabras y sentirás no sólo mi presencia, sino también mis fuerzas y mi ánimo.

Ahora mismo tienes la oportunidad de recibirme en tu corazón, no desperdicies las oportunidades que te doy día a día.

“Yo estoy a tu puerta, y llamo; si oyes mi voz y me abres, entraré en tu casa y cenaré contigo” Revelación 3:20